Mi padre me enseñó que el dinero es como una semilla de limón. Cuando la siembras, nace una pequeña planta. Si le cortas las hojas para hacerte un té, la planta se muere, pero si eres paciente, la abonas y permites que se convierta en un árbol, llegará el día en que nunca te termines los tés que de él puedes preparar.
El título de este artículo quizá te parezca raro. Estamos acostumbrados a hablar de grandes inversiones que nos volverán ricos, de escalar en los niveles corporativos, de emprender exitosamente para amasar grandes fortunas. Sin embargo, te puedo asegurar que de nada vale ganar mucho dinero o invertir con altas rentabilidades si no tienes la capacidad de ejercer control sobre ti mismo en la manera que gastas tu dinero y que manejas tu vida.
Esto choca con las ideas tradicionales sobre la riqueza, pero déjame ponerte claro la diferencia entre rico y adinerado. El adinerado puede ganar mucho dinero, pero el rico es quien tiene fuentes de ingresos y activos suficientes para poder cubrir sus gastos y necesidades. La ecuación tiene pues dos lados, los ingresos y por otro lado los gastos. Aquel que no tiene un control sobre sus gastos nunca será rico así gane millones de dólares. Quién sabe controlar sus gastos, y es consistente en una estrategia de inversión, en un plazo razonable se convertirá en rico.
Ejemplos de lo que acabo de decir sobran en el medio del espectáculo y los deportes. Hasta en aquellos “afortunados” que llegan a ganarse la lotería, el melate o algún otro tipo de sorteo. Personas que han ganado mucho dinero y que solo el recuerdo les queda de lo que tuvieron.
Alguna vez estudiando sobre la bolsa de valores, aprendí que el gran enemigo de aquel que quiere hacer un capital a través de la compra venta de acciones es precisamente la avaricia. Querer amasar una fortuna con poco esfuerzo y de la noche a la mañana es el sueño de muchos “traders” que se ve frustrado al tratar de ganar dinero de forma rápida y a como dé lugar, sin preocuparse por ser disciplinados en una estrategia. Una frase que viene muy bien aquí es “Trabajo y economía son la mejor lotería”.
La clave pues de la riqueza consiste en ser capaz de abstenerte de comprar lo que no puedes pagar, de evitar endeudarte solo por querer tener algo y ser incapaz de esperar hasta que tengas los recursos suficientes para hacerte del bien. Consiste además en tener el autocontrol suficiente para llevar una estrategia de inversión consistente y de darle prioridad a dicha estrategia antes que el gasto.
Creo que hasta aquí no he dicho nada que no sepas o que el sentido común no te pueda permitir conocer, aún sin leer este artículo, sin embargo, creo que el autocontrol es también parte clave de la felicidad ¿Por qué me atrevo a decir eso? Permítaseme aquí poner un ejemplo que leí en el libro “Objetivo felicidad” de Gretchen Rubin. En él, la autora cuenta la historia de una amiga suya que tuvo que vivir en Rusia durante los años posteriores a la caída del comunismo y como enfrentó el problema de la falta continua de agua caliente en el departamento donde ella vivía. Recuerda como estaba tan feliz y disfrutaba tanto cuando podía darse un baño con agua caliente. Años después, esta persona regresó a EU y por supuesto que disponía de agua caliente todos los días.
Después de un corto tiempo esa maravillosa felicidad que ella tenía de darse un baño caliente desapareció y es exactamente lo que nos pasa a la mayoría. Cuando decidimos que debemos “darnos todos los gustos” resulta que llega el momento en que nada es suficiente, que esa felicidad que encontrábamos en un objeto, experiencia etc. deja de ser atractiva y entonces tenemos que buscar otra y otra más, volviéndonos así esclavos de las cosas, los gastos, las emociones etc.
Tener la sabiduría para abstenernos de ciertas cosas o gastar con mesura nos hace que valoremos las pequeñas cosas y que disfrutemos mucho más las cosas sencillas. No te digo que vivas como ermitaño, pero si todos los días comes en los restaurantes más caros, te puedo asegurar que después de un tiempo dejarás de disfrutarlo y más bien estarás poniéndole “peros” a la comida, al servicio etc. en lugar de disfrutar esta situación que muchos otros no pueden tener. O si les compras a tus hijos todos los juguetes que quieren, más pronto que tarde verás que los juguetes quedan “arrumbados” en un lugar de la casa sin que se acuerden de ellos y están ahora preguntando ya por el nuevo juguete de moda.
Es un principio económico que se llama “principio de escases” lo que es escaso y deseado es valioso, si tú mismo permites que las cosas tengan esa “escases” en tu vida, entonces disfrutarás las pequeñas cosas como de manera natural lo hacen los niños. Y además requerirás menos dinero para ser feliz. Recuerda que la clave no es cuánto dinero tienes, sino que tan bien lo usas para ser feliz y para hacer felices a los que te rodean.
Un abrazo.
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